domingo, 24 de agosto de 2014

Adiós verano, adiós empleo

El periodo estival viene acompañado por un incremento en el número de personas que encuentran empleo, pero estos trabajos están condicionados por la temporalidad

El verano en la Costa del Sol es sinónimo de empleo. Pero cuando septiembre comienza a despuntar, el número de parados sube como la espuma. El mercado laboral malagueño adolece de una excesiva temporalidad. Tan solo un 5,4% de los contratos que se firmaron en Málaga en el año 2013 fueron indefinidos. El resto, un enorme 95%, solo temporales, según datos del Observatorio de las Ocupaciones 2013 publicado por el Servicio Público Estatal de Empleo (SEPE).
Camareros, dependientes, ayudantes de cocina, limpiadores... son profesiones con algo en común: todas pertenencen al sector servicios, el motor económico de la provincia. Y otra coincidencia: todas se encuentran entre las diez ocupaciones más contratadas durante el pasado año. Las empleos típicos de la Costa del Sol.
Si seguimos avanzando en los números, damos con una cifra demoledora. Un poco más de 22.000 trabajadores acumuló más de 200.000 contratos en 2013. Más de un tercio de todos los que se firmaron en la provincia el pasado año. Este dato hace pensar en la existencia de un colectivo que va rotando de unos empleos a otros de manera sucesiva.


Con este paranorama un puesto de trabajo con un contrato indefinido parece un sueño para muchos malagueños. Ante esta tesitura, se imponen los trabajos temporales que, gracias al turismo, suponen un importante nicho de empleo en la provincia.
Si bien antes el demandante de estos trabajos poseía un perfil específico, ahora se ha visto diversificado. Ya no solo son los jóvenes que buscan ingesos extra para pagar su carrera universitaria. O aquellos que se incorporaban al mercado laboral por primera vez. Con la crisis económica, padres de familia, personas cercanas a la jubilación y similares acceden a estos empleos. Son el último clavo al que pueden agarrase frente a la falta de otras oportunidades.
Menos contratos
Aunque el número de contratos aumente en verano, el incremento no es tan contundente como antes. Con la llegada de la crisis económica, los empresarios se ajustaron el cinturón. Bastó una sola vuelta por el centro de la ciudad y la zona de La Malagueta para comprobarlo. En numerosos locales al preguntar a sus propietarios sobre si habían contratado personal para el periodo estival hubo una gran cantidad de respuestas negativas.
La razón se halla en la bajada del número de contrataciones, que ha caído un 26% con respecto a 2007, cuando comenzaron a notarse las primeras advertencias de la catástrofe que se avecinaba. En 2013 hubo unas 242.598 personas que fueron contratas en Málaga mientras que en 2007 la cifra fue bastante superior, llegando a 329.594. ¿Qué ha pasado?
Algunos comerciantes aseguraban que no podían asumir la contratación de nuevo personal si eso no iba acompañado de un empuje en las ventas, hecho que no se produce debido a la contracción del consumo. Un pequeño empresario que regenta un estableciemiento de pastelería en calle Císter reconocía que sin cruceristas su negocio no se «movía». Afirmaba que en esa situación es inútil contratar a más gente, pues solo lo pueden asumir los bares y restaurantes, no los demás comercios.
¿Y qué hay de las personas que buscan empleo? El perfil de los demandantes de este tipo de trabajos ha variado mucho en estos años. En el pasado, la mayoría eran estudiantes que buscaban unos ingresos adicionales con los que poder costearse sus estudios o sus gastos personales. Con la crisis estos empleos suponen para muchos poder pagar las facturas. Ahora el mercado no solo está copado por estudiantes que, agobiados por la reducción de las becas, intentan ganar algo de dinero. También compiten con las personas que no poseen ningún tipo de formación, para quienes estos empleos son casi los únicos a los que pueden acceder, y con aquellos otros que se encuentran sobrecualificados, es decir, que poseen una formación más elevada para el puesto de trabajo que desempeñan. Las cuatro historias aquí reunidas recogen estas muestras de la realidad laboral.

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